La Fundación Paraguaya celebra este año su 40 aniversario con una misión clara: formar emprendedores rurales capaces de transformar el campo en una fuente de bienestar económico y social. A lo largo de estas cuatro décadas, la institución ha dejado una huella indeleble en la educación técnica y ha logrado impactar positivamente en millas de jóvenes, ofreciéndoles herramientas para emprender y desarrollarse en el ámbito agropecuario y otros sectores clave para el desarrollo económico del país. En diálogo con Luis Fernando Sanabria, gerente general, detalló el sentimiento de este gran aniversario.
«Estamos muy felices de celebrar nuestros 40 años y los logros alcanzados con millas de familias que hemos acompañado en Paraguay y otros lugares del mundo», expresó con entusiasmo, destacando el compromiso de la Fundación con el desarrollo de los jóvenes.
Uno de los pilares de la Fundación es su enfoque en la creación de emprendedores, con una formación que no solo enseña técnicas agrícolas, sino también habilidades comerciales que permiten a los estudiantes generar ingresos a partir de sus actividades productivas. «Lo primero y distinto en las escuelas autosostenibles es que buscamos formar emprendedores rurales».
Este enfoque busca superar el modelo tradicional de producción, que a menudo solo beneficia a los intermediarios, y se enfoca en enseñar a los jóvenes a gestionar sus recursos, vender sus productos y emprender de manera eficiente. «Nosotros queremos enseñarles a ser emprendedores, a hacer un plan de negocio, a saber vender, empaquetar su producto, asociarse con otros productos».
Las escuelas autosostenibles, como las de Belén y Cerrito, no solo enseñan producción agropecuaria, sino también hotelería y turismo, con un enfoque práctico que permite a los estudiantes desarrollar habilidades técnicas y blandas. Además, la Fundación ha ampliado su oferta educativa con una nueva tecnicatura en forestal, así como la formación de técnicos calificados para industrias locales, como las de Belén y Concepción. Estas formaciones responden a las necesidades de las empresas de la región, que buscan jóvenes con capacidades técnicas y profesionales para enfrentar los retos del sector productivo.
«En el nuevo Instituto Belén, por ejemplo, formaremos este año a 250 jóvenes en carreras más cortas, como podadores de árboles, productores de plantines o trabajadores en frigoríficos, para satisfacer las demandas del sector industrial local», mencionó Sanabria.
El acceso a estas oportunidades educativas es casi gratuito, aunque se requiere una contribución de las familias, equivalente al 5% del costo total, para asegurar que los estudiantes valoren su formación. «El acceso es casi gratuito, pero creemos que las familias también deben contribuir. Este modelo de contribución es fundamental para asegurar la sostenibilidad del proyecto», explicó Sanabria, resaltando que el sistema de internado y la cobertura de necesidades básicas como comida, ropa y alojamiento requieren de un pequeño aporte.
Actualmente, la Fundación Paraguaya tiene una capacidad de formación que abarca a más de 500 jóvenes por año entre sus diferentes escuelas. La institución, que comenzó con un modelo que ha sido replicado en otros países como El Salvador, continúa siendo un referente en el ámbito educativo rural. «Nuestro modelo se ha replicado en 28 países en los últimos años. En Paraguay, también hemos logrado expandirlo a otras instituciones».
Finalizó resaltando la importancia de abrir las puertas de estas escuelas a jóvenes urbanos, que también pueden formarse en carreras vinculadas al ámbito rural. «Está abierto para todos, y creemos que hay una riqueza en el intercambio».
Con 40 años de historia, la Fundación Paraguaya continúa siendo un referente en la formación de emprendedores rurales, contribuyendo a la construcción de un futuro más próspero y sostenible para el país, mientras se mantiene a la vanguardia en la innovación educativa.
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