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Violencia psicológica, ¿se puede ir preso por insultar a la pareja?

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La violencia psicológica dentro de una relación de pareja sigue siendo un tema subestimado por gran parte de la sociedad. Sin embargo, la ley es clara: los insultos, amenazas y palabras denigrantes constituyen violencia psicológica, y sus responsables pueden enfrentar penas de cárcel.

Un caso que marca precedente

En Ciudad del Este, una mujer presentó su segunda denuncia contra su concubino por agresiones verbales. A pesar de existir ya una orden de alejamiento dictada por el Juzgado de Paz, el hombre continuaba con los insultos y amenazas. Según la fiscala Liliana Duarte, este tipo de hechos generan un estado permanente de zozobra en las víctimas, ya que las agresiones verbales muchas veces anteceden a la violencia física.

“Solo insultos”, el error de minimizar

La fiscala enfatizó que los insultos sostenidos en el tiempo no son simples discusiones domésticas. “Son años de violencia que minan la autoestima de la víctima hasta que decide denunciar”, explicó.
El problema radica en que la sociedad tiende a normalizar estas conductas con frases como “solo se pelearon”, sin dimensionar el daño psicológico acumulado.

Pruebas y procedimientos

En estos casos, el principio de actuación es pro-víctima: se parte de la credibilidad del relato de la persona afectada. Posteriormente, los fiscales y psicólogos corroboran la existencia de daños psicológicos.
En el caso mencionado, además de los informes periciales, los insultos pudieron ser escuchados por terceros, lo que fortaleció la denuncia.

Penas previstas

La violencia psicológica, de acuerdo con la ley paraguaya, tiene una expectativa de pena de hasta seis años de cárcel. Cuando se presentan agravantes —como reincidencia o incumplimiento de medidas judiciales— la condena puede llegar hasta ocho años de prisión.

Hombres también son víctimas

Aunque en su mayoría las denuncias provienen de mujeres, también existen hombres que sufren violencia psicológica. “De cada diez víctimas, apenas uno es hombre que se anima a denunciar”, comentó Duarte. El problema radica en la vergüenza social y, en muchos casos, en la falta de receptividad en las comisarías. “Algunos hombres nos cuentan que en la comisaría se rieron de ellos cuando fueron a denunciar”, señaló.

Un mensaje claro

La fiscala recordó que la violencia psicológica es una forma real y peligrosa de violencia, que puede desencadenar agresiones físicas y tiene consecuencias profundas en la salud mental de las víctimas. “No es un caso aislado ni una simple discusión de pareja. Es un delito, y la ley lo sanciona con prisión”, subrayó.

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