El viceministro de política criminal, Víctor Benítez, durante una intervención en la penitenciaría de Pedro Juan Caballero, destacó los avances en los operativos de requisa, como parte de la lucha contra el crimen organizado y la corrupción dentro del sistema penitenciario. Aseguró que se han logrado incautar varios objetos prohibidos, incluidos armas de fuego de fabricación casera y sustancias ilícitas, aunque también reconoció que el problema persiste debido a factores como el hacinamiento y la corrupción en el interior de las cárceles.
En una entrevista con la 1140 AM, el viceministro abordó los desafíos que enfrenta el sistema penitenciario del país. Subrayó que la falta de recursos, el déficit de personal y la sobrepoblación en los centros penitenciarios complican la capacidad de control. «El control se vuelve difícil cuando hay tantos internos y tan pocos agentes penitenciarios», comentó.
Una reforma al sistema penitenciario, aspecto crucial para reducir la reincidencia criminal, sigue siendo un problema significativo en Paraguay. Según el viceministro, el actual sistema de encarcelamiento, que incluye condiciones precarias y una falta de programas efectivos de rehabilitación, contribuye a que las personas que salen de prisión vuelvan a delinquir. «El sistema está fallando, no está generando los resultados que necesitamos», reconoció.
El viceministro también mencionó un nuevo modelo de gestión penitenciaria, que incluye centros diferenciados para condenados y procesados, donde se brindarán oportunidades para estudiar y trabajar en colaboración con empresas privadas. Sin embargo, admitió que la sociedad aún tiene una visión punitiva y populista que dificulta la implementación de estos cambios. «Estamos luchando contra una mentalidad de mano dura que no soluciona los problemas, sino que los agrava», enfatizó.
En cuanto a las condiciones laborales de quienes han cumplido condena, el viceministro propuso la idea de modificar la legislación laboral para incentivar a las empresas a contratar a exreclusos, con el fin de facilitar su reinserción social y reducir las tasas de reincidencia. A pesar de las dificultades económicas y la resistencia social a pagar más impuestos, reconoció que una reforma profunda en el sistema penitenciario es indispensable para cambiar la situación.
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