En el Centro Penitenciario del Buen Pastor, un grupo de mujeres privadas de libertad ha encontrado en el bordado no solo una distracción, sino una oportunidad laboral que les permitirá reinsertarse en la sociedad. La Directora de Bienestar y Reinserción Social del Ministerio de Justicia, Rosalía González, detalló los avances de este programa que inició a finales del 2024 y que ha tenido una gran receptividad entre las internas.
«Estos cursos comenzaron con 20 mujeres el año pasado. Algunas decidieron continuar en 2025, y ahora el grupo ha crecido a 50 participantes. Incluso durante el receso se les proporcionó kits de trabajo para que sigan practicando», señaló González.
El entusiasmo de las internas es notable. «Ellas están felices, muestran sus trabajos con orgullo y hasta querían regalarlos. Sin embargo, les recordamos que estos productos pueden ser vendidos, generando un sustento económico», agregó la directora.
Más allá de ser una actividad recreativa, el bordado se presenta como una herramienta de independencia económica. «Dentro del penal ya pueden comercializar sus creaciones, y cuando recuperen la libertad podrán insertarse en el sector textil o emprender sus propios negocios», explicó González.
El programa es completamente voluntario, y la mayoría de las inscritas son mujeres de entre 20 y 45 años. «Ellas eligen participar porque comprenden que es una forma de mejorar su calidad de vida», destacó la directora.
La realidad de estas mujeres es diversa y, en muchos casos, incierta. «Al salir, algunas encontrarán apoyo familiar, pero otras tendrán que valerse por sí mismas. Por eso es fundamental brindarles herramientas que les permitan generar ingresos y reinsertarse con dignidad», reflexionó González.
El Ministerio de Justicia busca seguir impulsando iniciativas que promuevan la rehabilitación y la reinserción de las mujeres privadas de libertad, brindándoles oportunidades reales de cambio y autosuficiencia.
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