Durante un procedimiento de investigación realizado el día de ayer miércoles 25, en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú, agentes penitenciarios encontraron un fusil enterrado. El arma, un fusil .30 modificado con cargador, estaba envuelta en bolsas de tela y plástico y fue hallada cerca de la pileta de la lavandería.
Se sospecha que fue ocultada durante el Operativo Veneratio en diciembre del año pasado, cuando la lavandería era utilizada como oficina por Javier Rotela.
Según el coronel Rubén Peña, director de establecimientos penitenciarios, este fusil de calibre 7.62 es considerado un «arma de guerra» y que su hallazgo se logró gracias a una extensa investigación sobre la presencia de material bélico en la cárcel.
«Se manejaban informaciones de que habrían armas de fuego localizadas en puntos estratégicos de la infraestructura del penal, justamente como una forma de prevenir la acción de la fuerza pública», señaló.
«Esto nos confirma que esas presunciones tenían un grado de veracidad… el proceso va a continuar, vamos a seguir buscando. Tenemos que sacar todo lo que pudiese haber dentro».
Además del fusil, también se encontraron dos panes de marihuana en la misma zona. Las condiciones en las que se halló el arma indican que no estaba lista para uso inmediato.
