En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Amistad, Patricia Bracho, hija del doctor Artemio Bracho, compartió emotivos recuerdos sobre el hombre que en 1958 impulsó desde Puerto Pinasco, Paraguay, una cruzada que trascendió fronteras y se convirtió en un legado para la humanidad.
“Mi papá tenía un alma noble, siempre positivo, con una luz especial que te daba otro ánimo. Era un gran esposo, un excelente padre y un abuelo magnífico”, recordó Patricia, destacando su calidez y la energía con la que vivía cada día, transmitiendo bendiciones y buenos deseos a todos a su alrededor.
El doctor Bracho ejerció como urólogo hasta los 90 años, con una vocación de servicio que lo mantuvo cerca de sus pacientes durante décadas. Pero más allá de su profesión, fue su perseverancia y compromiso por promover la amistad lo que lo llevó hasta las Naciones Unidas, logrando que cada 30 de julio el mundo celebre este valor fundamental.
Patricia enfatizó que mantener vivo este legado es responsabilidad de todos los paraguayos:
“Fue un logro internacional que nació en nuestro país, en una pequeña población y merece realmente que sea feriado. Es nuestra tarea que este festejo no muera”.
Actualmente, varios países como Chile y Estados Unidos ya se suman a la celebración enviando saludos y mensajes en distintos idiomas, reconociendo la iniciativa que nació en Paraguay y que busca unir a las personas más allá de fronteras y culturas.
Para Patricia, la amistad trasciende géneros y edades:
“Mi papá tenía muchas amigas y siempre demostró que puede existir una verdadera amistad entre el hombre y la mujer, basada en el respeto y el cariño sincero”.
Este 30 de julio, al mediodía, el mundo recordará el legado de Artemio Bracho, un hombre que soñó con una humanidad más unida y fraterna, y cuya cruzada por la amistad sigue viva gracias al esfuerzo de su familia y de todos los que creen en este valor universal.