En un reciente operativo realizado en el departamento de Concepción, las autoridades dieron un paso importante en el caso del secuestro de Félix Urbieta, ocurrido en octubre de 2016. Durante un allanamiento en un inmueble rural dentro del predio de la Estancia Anderi, se descubrió un depósito subterráneo que podría contener información clave para esclarecer el paradero del ganadero secuestrado. En su interior, fue encontrado un tambor plástico con evidencias que vinculan al grupo criminal autodenominado Ejército del Mariscal López (EML), señalado como responsable del secuestro de Urbieta.
Este hallazgo se produce en el marco de los esfuerzos intensificados tras la detención de Teresita, una integrante del EML. Según las autoridades, la captura de esta mujer permitió obtener información relevante que ha impulsado el avance en la investigación.
Conversamos con Liliana Urbieta, hija de Félix Urbieta, quien expresó su gratitud por los avances en el caso y valoró el esfuerzo continuo de las autoridades:
«Estamos muy cerca. Desde el secuestro de mi papá, hemos sentido el acompañamiento de las autoridades, pero ahora, tras la detención de Teresita, el trabajo se ha intensificado. Las diligencias están más constantes y visibles», dijo Liliana.
La hija del ganadero destacó la colaboración entre las distintas fuerzas de seguridad, mencionando al Ministerio Público, el Batallón de Inteligencia Militar (BIMI), el Departamento Antisecuestro de la Policía Nacional y la Fuerza de Tarea Conjunta.
«Estamos viendo un compromiso real por parte de las autoridades en la búsqueda de la verdad y el paradero de mi papá».
Respecto a las evidencias encontradas, Liliana expresó que «el tambor hallado será sometido a peritaje, y confiamos en que este aporte contenga información crucial que nos permita finalmente saber dónde está mi papá».
La familia Urbieta sigue de cerca cada paso de la investigación. Liliana, en constante comunicación con las autoridades, señaló que el panorama ha cambiado positivamente en los últimos meses. A pesar de los largos años de incertidumbre, la esperanza se mantiene viva.
El caso de Félix Urbieta ha marcado un antes y un después en los secuestros en Paraguay, siendo uno de los más extensos de la historia. A más de ocho años de su secuestro, la familia no ha dejado de luchar por la justicia, y con este nuevo hallazgo, las expectativas de encontrar respuestas se renuevan.
