Con el inicio de la temporada otoñal, Paraguay se enfrenta a un repunte de infecciones respiratorias, especialmente en lo que respecta al COVID-19. En las últimas semanas, se ha notado un aumento significativo en las consultas médicas, especialmente en los centros de salud, y aunque este repunte comenzó hace más de dos semanas, la Dra. Andrea Ojeda, directora general de Vigilancia de la Salud, señaló que esta semana el aumento ha sido mucho más pronunciado, con un incremento de más del 70% en comparación con la semana pasada.
La situación preocupa por la alta positividad de las pruebas realizadas, que alcanzó el 22%, y por la propagación del virus, ya que 16 de los 18 departamentos del país están reportando circulación activa de COVID-19. La Dra. Ojeda explicó que este panorama ha obligado a las autoridades a reforzar las medidas preventivas y a acelerar la campaña de vacunación, que comenzará en los próximos días.
Uno de los aspectos más alarmantes de este aumento de casos es el impacto que está teniendo en los grupos etarios más vulnerables, especialmente los niños y los adultos mayores de 60 años. Los niños, en particular, están siendo los más afectados, y aunque ya no es obligatorio el uso de tapabocas en las escuelas, la interacción constante entre los pequeños en este entorno aumenta el riesgo de transmisión. A esto se suma el hecho de que, a menudo, los niños llevan el virus a sus hogares, afectando a otros miembros de la familia, incluidos los adultos mayores, quienes son más propensos a desarrollar cuadros graves.
La Dra. Ojeda destacó que, a pesar de la dificultad de controlar el comportamiento de los niños en las escuelas y en el transporte escolar, la educación sanitaria en casa y en las instituciones educativas es clave para evitar la propagación del virus. Es fundamental que los padres y los maestros insistan en el lavado frecuente de manos, especialmente después de tocar superficies comunes, de ir al baño, de comer, y al llegar a casa después de estar fuera.
Por otro lado, la vacunación sigue siendo una de las principales herramientas de prevención. A partir del 3 de abril, los centros de salud de todo el país comenzarán a ofrecer la vacuna contra la influenza y contra el COVID-19, y la Dra. Ojeda hizo un fuerte llamado a la población para que se vacune, especialmente aquellos que pertenecen a grupos de riesgo, como personas con enfermedades crónicas, embarazadas, y adultos mayores. Recordó que las vacunas son seguras y eficaces y que son esenciales para evitar complicaciones graves durante la temporada de frío.
Además de la vacunación, la Dra. Ojeda reiteró la importancia de seguir adoptando medidas preventivas cotidianas, como el uso de tapabocas en lugares cerrados, el lavado frecuente de manos y evitar la automedicación. En caso de tener síntomas graves o persistentes, se recomienda acudir al centro de salud más cercano para recibir atención médica y evitar la propagación del virus.
Con la llegada del otoño y las bajas temperaturas, los expertos prevén un incremento en los casos de enfermedades respiratorias, lo que hace aún más urgente la necesidad de la vacunación y el cumplimiento de las medidas de prevención. La Dra. Ojeda instó a la población a actuar con responsabilidad y a vacunarse lo antes posible para estar protegidos antes de que lleguen los picos de frío.
La situación actual subraya la importancia de la responsabilidad colectiva en la lucha contra el COVID-19 y otras infecciones respiratorias. La Dra. Ojeda hizo un llamado urgente a todos los paraguayos para que refuercen sus medidas de protección, eduquen a sus hijos sobre la importancia del autocuidado, y, sobre todo, se vacunen para protegerse a sí mismos y a los más vulnerables. Con un esfuerzo conjunto, será posible evitar un colapso del sistema de salud y frenar el avance de la pandemia.